En particular, me interesó también conocer el novedoso plan de conservación de Christchurch, una de las ciudades más importantes de Nueva Zelanda y recientemente devastada por un terremoto. En la misma, quedaron al descubierto gran cantidad de muros como consecuencia del temblor y de la demolición de algunos edificios que estaban en peligro de derrumbe. Por este motivo, en los últimos años, se produjo un auge de majestuosas imágenes murales, incluso de artistas internacionales, que van estimulando y enriqueciendo la ciudad.

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Como parte de la historia del lugar, el gobierno local junto a la ONG Watch This Space decidió convocar a los vecinos para que registren fotográficamente los murales con sus respectivas ubicaciones en un mapa interactivo.

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Tal como es sabido, el Arte Callejero o Street Art es una expresión espontánea y muy cambiante: las obras pertenecen al público, se pueden realizar una sobre otra y las bases de los muros no se preparan. Sumado a esto, el clima y la falta de protección interfieren en su conservación. Si bien la naturaleza del Muralismo Urbano es desaparecer en un corto período de tiempo, con esta iniciativa del gobierno, todas las obras quedan registradas y ya no hace falta pertenecer al espacio-tiempo en que fueron concebidas, sino que pueden apreciarse siempre, aunque sea de modo digital.

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Asimismo, también se difunde la tarea de los Conservadores al promover la participación de la sociedad en la documentación de los murales y no se afecta la naturaleza efímera de esta expresión artística.