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entrevista a teresa gowland 

 

¨Si despertás un interés seguramente te publiquen"

Dicimebre 2014

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En apoyo a nuestra primera edición Teresa Gowland de Frías nos acerca su visión respecto al mercado actual y los desafíos cotidianos de la profesión. Es una restauradora de larga trayectoria en nuestro país, tanto en pintura de caballete como en pintura mural. Es maestra formadora de restauradores en obra aportando, con su generosidad y conocimiento, un aprendizaje que se adquiere solamente en los trabajos de campo.

 

Fue precursora al momento de armar equipos de trabajo multidisciplinarios y se ha ido adaptando a los requisitos del mercado incorporando restauradores cada vez más formados. Hija de un pintor y nieta de un coleccionista, se aproxima al mundo del arte a una edad temprana. Comenzó su formación en los talleres de restauración de Sotheby’s en Londres, Inglaterra y continúo sus estudios en Buenos Aires con el maestro italiano Juan Corradini. Años más tarde se inició en la restauración de pintura mural con el maestro mejicano Manuel Serrano, mediante una beca otorgada por La Fundación Antorchas, tuvo oportunidad de estudiar con Sharon Cather, quien contribuyó a establecer el departamento de Conservación de pintura mural del Courtauld Institute of Art, London University, Gran Bretaña.

 

Entre las obras más importantes en las que participó se encuentran la restauración de los murales de las Galerías Pacífico, dirigida por el maestro Manuel Serrano y la restauración de las pinturas murales de la Casa de Gobierno, codirigida con el Arquitecto Marcelo Magadán. Años después, volvieron a trabajar juntos en la extracción, restauración y montaje de dos murales, uno de ellos del artista Antonio Berni, que actualmente se encuentra expuesto en el Museo Malba. Formando equipos de trabajo, dirigió la restauración de un sector del Edificio del Diario La Prensa; el Teatro Colón, en conjunto con la restauradora Silvina Bono; el Centro Cultural Recoleta; los Púlpitos de la Catedral Metropolitana, contratada por la Fundación Antorchas y con el financiamiento y supervisión del Instituto Getty y el Retablo Mayor y dos laterales de la Iglesia del Pilar.

 

Actualmente dirige las obras en la Iglesia Nuestra Señora de Merced, La iglesia de San Ignacio Loyola, la Parroquia Inmaculada Concepción (La Redonda) y la Capilla del Colegio Misericordia de Devoto. Además de ocuparse de la conservación y restauración del patrimonio del Fondo Nacional de las Artes, asiste técnicamente en PROA y mantiene su taller particular en dónde interviene obras de importantes coleccionistas.

 

Con más de 30 años de trayectoria hoy afirma que no tiene un “método Teresa” y que prefiere incorporar continuamente nuevos conocimientos sobre las técnicas que domina.

 A continuación, el dialogo que mantuvo con CONVERSA.

 

¿Qué diferencia hay en el mercado local actual respecto del inicio de su carrera?

 

Ahora hay muchos más restauradores que antes. Cuando yo empecé a trabajar no había centros de estudios universitarios, ni públicos ni privados. Considero que la profesión ha crecido mucho en estos últimos años, los talleres particulares se han extendido y hay más edificios de valor patrimonial que son intervenidos. También se han incrementado los talleres de restauración en los museos.

 

¿Nota mayor interés en la gente que contrata las obras?

 

A partir de los pliegos de licitación que se realizaron para la restauración de las Galerías Pacífico -en los que se menciona la necesidad de la contratación por parte de las empresas constructoras de un profesional restaurador como asesor en las obras-  ésa figura fue exigida por la Comisión Nacional de Monumentos Históricos en todas las intervenciones de edificios de valor patrimonial.

Llevó un tiempo hasta que esa figura fuera respetada y  se acataran todas las sugerencias dadas por el asesor por parte de las empresas, pero con el correr del tiempo ya se convirtió en rutina.

La Dirección Nacional de Arquitectura tiene personal controlando las obras subsidiadas por esta Dirección.

 

¿Qué proyección le gustaría ver a futuro en éste área?

 

Me gustaría que no se esperara a la instancia de obra. Sería interesante que el Estado formara equipos profesionales de conservadores y restauradores para el mantenimiento de edificios públicos, tanto en la Capital Federal como en las provincias. Sobre todo en lugares alejados y sin recursos, con el fin de asesorar, formar personal, restaurar, etc.  Sería una manera de conservar nuestro patrimonio y de capacitar a los ciudadanos de las distintas zonas para puedan cuidar y atender las problemáticas de conservación que se presentan en sus sitios históricos. Así como el Ministerio de Economía tiene su equipo de restauradores trabajando tanto en su patrimonio como en obras que reciben de otros Ministerios, sería positivo que lo tuviera también la Dirección Nacional de Arquitectura, que si bien tiene sus contralores, carece de un equipo  ambulante de conservación y restauración.

 

¿Qué tecnología le gustaría que estuviera disponible en el mercado local?

 

El equipamiento tecnológico sofisticado está concentrado en pocos centros a los cuales nos cuesta acceder, muchas veces por falta de presupuesto. Lo ideal es que fuera más accesible para que todos pudiéramos alcanzar estos servicios cuando los necesitamos. Tal vez debiéramos estar -de alguna manera- subsidiados para lograr incluir esos estudios en los presupuestos sin que se disparen los costos. Porque nosotros nos remitimos a análisis de laboratorio que tal vez no requieren de una tecnología muy sofisticada, pero cuando los estudios son más complejos, ya hay que pensar en presupuestos más elevados. La tecnología que poseemos en el país debiera estar más al alcance de todos nosotros. 

 

Al finalizar las obras ¿tiene la oportunidad de hacer algún congreso y difundirlas?

 

Es importante hacer una presentación de los trabajos realizados para difundir qué es lo que se hizo. En general tengo la mala costumbre de hacerlo únicamente cuando me lo solicitan.  

 

Claro, justamente notamos que falta un poco de incentivo en este aspecto.

 

Cierto, yo lo hago cuando me invitan. Hay trabajos que son muy interesantes y no los tengo publicados. El trabajo que hicimos con Silvina Bono[1] en el Teatro Colón no lo hemos presentado públicamente todavía. Y el trabajo acerca del mural de Berni que extrajimos con Marcelo (Magadán)[2] se puede ver en el video que se proyecta en la sala del Malba donde está exhibido el mural, pero tampoco fue presentado en ningún congreso. Quizás es un defecto nuestro y debiéramos trabajar para propiciar la difusión. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lo que nos llama la atención es que quien contrata no lo exija como parte del proyecto, cosa que sí sucede en otras partes. Es una publicidad muy buena para el que contrata.

 

No es la costumbre, no está incorporado. Los informes se van escribiendo durante el proceso de trabajo y al final se entregan al comitente. No es necesario que se muestre al público de una manera ultra sofisticada, puede ser una presentación simple para que se pueda dar a conocer lo que se hizo y las características de cada obra. Cada ámbito tiene su particularidad y las superficies que se trabajan tienen características distintas. Por ejemplo, en la Iglesia de La Merced estamos trabajando con pinturas al temple y en la Capilla de Devoto también. En San Ignacio de Loyola son al óleo y en la Redonda de Belgrano  a la cal. O sea  distintos médiums que requieren variantes en sus intervenciones.

 

Tendríamos que hacer que la prensa se interese en difundir nuestro trabajo

 

Pienso que también es un tema nuestro, yo cargo con esa culpa, porque hay que despertar el interés del público, así que es un trabajo que hay que hacer. La revista Hábitat[1] suele publicar artículos de trabajos de interés patrimonial, lo mismo que las revistas de Ceprara[2] y Summa[3]. El diario Página 12 suele interesarse en trabajos de restauración en edificios históricos.

 

A nivel local ¿Qué cualidades destaca de los colegas?

 

Sería interesante incrementar la formación docente. Tendrían que haber más posibilidades de  becas de estudio. Que vinieran maestros para profundizar nuestros conocimientos. Esa fue una de las grandes tareas que realizó la Fundación Antorchas  y todos nos beneficiamos durante ese período en el cual, por año, por lo menos venían dos especialistas y durante quince días teníamos cursos de distintas temáticas. Con respecto a los estudiantes lo mismo, hay algunas restauradoras que pudieron aprovechar becas  y se fueron a estudiar. Dentro de lo que podemos hacer acá, lo que sería interesante, es armar foros o grupos de discusión, un intercambio a nivel de alumnos con profesores también, que sea un intercambio donde unos aprenden de otros. Abordar determinadas temáticas acerca de los trabajos que uno va haciendo, para que haya, por ejemplo, una discusión de criterios sobre un tratamiento. Tal vez un colega tiene una idea mejor para tratar un determinado problema, o aporta un conocimiento sobre alguna modalidad conveniente que aprendió o utiliza un material novedoso, y como uno muchas veces está encerrado en su círculo considero que es importante esta apertura. Eso también sirve para formarnos. En cuanto a los colegas en general encuentro buena disposición a compartir, algunos se esfuerzan en salir al exterior a mostrar sus trabajos, otros son muy colaboradores cuando se los requiere.

 

¿Cómo se imagina el foro? ¿Algo en línea, escrito? ¿Juntándose todos?

 

Se podrían hacer una o dos veces por año. Formar grupos pequeños de seis personas, y tomar un caso de ‘restauración de pintura de caballete’ por ejemplo. Analizar un trabajo a realizar o realizado y que se comente, que cada uno dé su opinión, que se critique: ‘no me pareció’ o ‘sí me pareció’ o ‘yo hubiera hecho esto’… O incluso compartir y discutir el tema de materiales que utilizamos. Uno aprende del otro, es un intercambio y un crecimiento me parece. No hacer algo complicado, algo que sea práctico y que no de vergüenza, que sea algo dinámico. Y que después se pueda hacer alguna jornada para presentar la discusión. 

 

A nivel local ¿Qué cualidades destaca de los colegas?

 

Sería interesante incrementar la formación docente. Tendrían que haber más posibilidades de  becas de estudio. Que vinieran maestros para profundizar nuestros conocimientos. Esa fue una de las grandes tareas que realizó la Fundación Antorchas  y todos nos beneficiamos durante ese período en el cual, por año, por lo menos venían dos especialistas y durante quince días teníamos cursos de distintas temáticas. Con respecto a los estudiantes lo mismo, hay algunas restauradoras que pudieron aprovechar becas  y se fueron a estudiar. Dentro de lo que podemos hacer acá, lo que sería interesante, es armar foros o grupos de discusión, un intercambio a nivel de alumnos con profesores también, que sea un intercambio donde unos aprenden de otros. Abordar determinadas temáticas acerca de los trabajos que uno va haciendo, para que haya, por ejemplo, una discusión de criterios sobre un tratamiento. Tal vez un colega tiene una idea mejor para tratar un determinado problema, o aporta un conocimiento sobre alguna modalidad conveniente que aprendió o utiliza un material novedoso, y como uno muchas veces está encerrado en su círculo considero que es importante esta apertura. Eso también sirve para formarnos. En cuanto a los colegas en general encuentro buena disposición a compartir, algunos se esfuerzan en salir al exterior a mostrar sus trabajos, otros son muy colaboradores cuando se los requiere.

 

¿Cómo se imagina el foro? ¿Algo en línea, escrito? ¿Juntándose todos?

 

Se podrían hacer una o dos veces por año. Formar grupos pequeños de seis personas, y tomar un caso de ‘restauración de pintura de caballete’ por ejemplo. Analizar un trabajo a realizar o realizado y que se comente, que cada uno dé su opinión, que se critique: ‘no me pareció’ o ‘sí me pareció’ o ‘yo hubiera hecho esto’… O incluso compartir y discutir el tema de materiales que utilizamos. Uno aprende del otro, es un intercambio y un crecimiento me parece. No hacer algo complicado, algo que sea práctico y que no de vergüenza, que sea algo dinámico. Y que después se pueda hacer alguna jornada para presentar la discusión. 

 

¿Y por qué le parece que hace falta que alguien organice eso y no simplemente…

 

Hacerlo nosotros? Uno debiera estar en eso pero no está. Sería bueno hacerlo.

 

¿Cómo hace para mantenerse actualizada, qué recursos usa?

 

Yo en general cuando tengo algún trabajo que es muy complicado o que no estoy tan segura de cómo resolverlo consulto a mis colegas, si es un tema de maderas lo llamo a Silvio Goren[1]; si es de textiles, a Patricia Lissa[2], y así. Y siempre me apoyo en la literatura. A veces me consultan a mí, de manera que es una ida y vuelta.

 

Pero eso lo podemos hacer no solamente cuando necesitamos, sino que se puede ir ampliando el conocimiento a través de grupos de discusión, porque a lo mejor analizamos una obra con alguna problemática que nunca se nos presentó y la resolvemos entre todos. También lo que hago es consultar en internet bibliografía, estoy al tanto de las publicaciones, recibo la revista del ICC, es interesante saber qué se está investigando.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Cuáles son las partes que intervienen a la hora de definir un criterio?

 

Uno ya tiene toda una formación sobre la ética de la profesión. La formación no solamente es lo que estudiamos de los libros, para mi es fundamental mirar, viajar para conocer otro tipo arte, otras culturas, observar, entrenar el ojo. Y ver cómo trabajan en otros lugares, qué estética presentan las obras de arte, cómo resuelven determinados problemas, etc. Trabajando en el Teatro Colón aprendí mucho acerca de los criterios que tienen en cuenta las escuelas italianas. Para adoptar criterios hay que tener una formación teórica y práctica y después adaptarte a lo que es posible. La realidad a veces se presenta distinta, el comitente impone su deseo, hay que adaptarse, no ser tan rígido.

Restauración de pintura mural en la Basílica Nuestra Señora de La Merced

Restauración de cornisas en la Basílica Nuestra Señora de la Merced

Restauración de Retablo en la Iglesia San Ignacio Loyola

¿Le parece que los análisis de laboratorio ayudan a formar ese criterio?

 

Los análisis son muy importantes porque te permiten tener un conocimiento mayor y certero acerca de los materiales que uno está tratando y a veces son fundamentales para intervenir. Por lo general hacemos un análisis de rutina para tener un registro científico que corrobore los cateos realizados. En el taller privado no siempre se realizan, sólo cuando una obra lo amerita. Yo estuve en el taller del Metropolitan Musem of Art de Nueva York y les pregunté si ellos hacían análisis de laboratorio de todas las obras y me dijeron que no. Solamente si la obra trae una problemática para resolver.

 

¿Incide el título universitario al momento de contratar?

 

Me parece fundamental que se estudie e incide mucho en el trabajo el hecho de tener una formación académica. Yo trato de elegir estudiantes o egresados universitarios porque para mí es importante. No es lo mismo un artesano que un restaurador con formación ¿por qué no? Por la falta de criterios de un artesano con respecto a un restaurador. Por ejemplo, el restaurador ha estudiado los principios éticos de la conservación y restauración, hasta dónde le es posible intervenir, lo que debe tomar en cuenta para resolver determinadas cuestiones, y el artesano no tiene por qué saberlo, porque no lo estudió. En un equipo de trabajo es mejor que los criterios estén sabidos y se apliquen.

 

¿Cuál fue el desafío que mayor satisfacción le dio en su carrera?

 

No sé si pueda contestar. Cada obra tiene su encanto, algunas me gustaron más que otras pero todas tienen su particularidad. Cuando salí  de la Iglesia del Pilar estaba encantada y feliz y ahora con La Merced también. Y el mural de Berni, estoy muy contenta de haber tenido la oportunidad de intervenir en ese proyecto.

 

Muchas gracias Teresa, esperamos que esta sea la primera de muchas entrevistas que deseamos hacerle a usted y a otros colegas

 

Gracias a ustedes, está muy bueno el proyecto, las felicito y creo que es muy importante esto que están haciendo.

 

 

 

[1] Silvina Bono estudió en el Instituto Técnico de Restauración: Pintura de caballete y especialización en Pintura mural. Posee un Posgrado de Conservación de Arquitectura en la Universidad Torcuato Di Tella.

[2] Marcelo Magadán, arquitecto Especializado en "Gestión del Patrimonio Cultural Integrada al Planeamiento Urbano de América Latina/Cátedra UNESCO".

[3] www.revistahabitat.com

[4] http://www.ceprara.org.ar

[5] http://www.summamas.com

[6] Mario Silvio Goren, Restaurador y Docente.

[7] Patricia Lissa,  Licenciada en Museología (UMSA). Estudió Conservación de Textiles en Estocolmo, Suecia.

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