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LA CONSERVACiÓN ACTUALIZADA

Argentino. Conservador restaurador privado en colecciones artístico-históricas. Docente en materia de Conservación Preventiva y Restauración. 40 años de experiencia en la profesión.

Por Silvio Goren 

 

Conversa invitó a todos los participantes del III Encuentro de Conservación Preventiva e Interventiva en Museos, Archivos y Bibliotecas a publicar sus ponencias en nuestros números 3 y 4. Silvio muy generosamente aceptó la invitación y -junto con su presentación- nos ha enviado la siguiente reflexión acerca de la actualidad en nuestro medio. 

En términos generales, en el medio de la Conservación/Restauración solemos tomar como “actualizaciones” los adelantos técnicos con los que contamos, quedando así ensimismados en aspectos de los materiales y el espacio cerrado de un taller. Pero falta allí el ingrediente más relevante del contexto, que es la política de desarrollo y repercusión de la Conservación en el mundo, cosa que forma parte esencial de nuestra disciplina, y que podemos llegar a ignorar en la pretensión de que “otros se ocupan de este tema”.

 

La globalización sigue modificando y aplanando los procesos culturales sobre los cuales se basa nuestra disciplina, creando una gran crisis socioeconómica y haciendo que las instituciones vectoras -principales impulsoras de nuestro medio- hayan reducido o anulado la colaboración que impulsaba nuestro desarrollo.

 

Las instituciones museológicas se encuentran financieramente deprimidas y uno de los recortes “más fáciles” es el de prescindir de un equipo que vele por la preservación. Una de las pocas excepciones está representada por nuestra Dirección de Patrimonio, impulsando la creación de gabinetes de Conservación en los Museos. Pero son sólo 26 instituciones museológicas que dependen de la Secretaría de Cultura las involucradas, que finalmente no modifican la realidad general.

 

Paralelamente a esto, en la Argentina no hemos sabido organizarnos, de modo de tener una entidad que nos agrupe y nos defienda de muchas de las arbitrariedades a los que son sometidos los técnicos en las instituciones o mismo en los trabajos esporádicos en equipo, acaso trabajando bajo la contratación de empresas cuyo objetivo es simplemente el lucro.

 

Es por ello que me complace enormemente la iniciativa que se encuentran desarrollando desde pequeñas plataformas como las de Virginia González (y equipo), con su organización de encuentros profesionales; el Boletín del INTI, la de Trabajadores de Museos, ASACOR y consecuentemente el de la página Conversa, cuyos integrantes ofrecen generosamente parte de su tiempo para activar la comunicación entre profesionales. Pero me pregunto: ¿sólo nos consideramos receptores de estos esfuerzos o cabría una colaboración más activa de nuestra parte, en beneficio del medio en que nos desarrollamos, y por ende de nosotros mismos?

 

Dado que mi ponencia -del 3er Encuentro Internacional mencionado- pueda no ser de interés general, igualmente desearía transmitirles –a continuación-la conclusión final de la misma, que fue dirigida a mis colegas en relación a lo que defino como una postura individual que debería modificarse, antes que las circunstancias nos lo impidan.

 

 

Estimados colegas:

 

Con el advenimiento de la filosofía conservativa teníamos la esperanza de que ese movimiento creciera y mejorara exponencialmente, en el ámbito de la cultura mundial.

 

Pero estaríamos faltando a la realidad si no mencionáramos las limitaciones que deberá enfrentar la Conservación en lo sucesivo, cosa que requerirá de un tiempo difícilmente calculable ya que depende de factores que hemos propiciado los mismos humanos, de los que continuamos permitiendo su avance.

 

La globalización ha sido un “lamentable éxito”, del que apenas podemos recuperar el advenimiento de Internet y –sin duda- de adelantos tecnológicos.  Pero el precio que deberemos pagar por esto es muy alto, porque implica para nuestra especie un alto grado de deshumanización.

 

Estamos participando de una nueva crisis de la humanidad. De modo que seremos también nosotros quienes debamos tener la constancia de corregir esa situación, aportando algo para nuestro medio, lo que luego contribuirá en una cadena restaurativa de la propia sociedad humana. Se sabe que un cambio global comienza en las pequeñas iniciativas, que luego se sinergizan potenciadamente hacia el bien común.

 

De modo que no habrá que esperar que esta etapa sea superada con grandilocuencias, sino más bien con un trabajo simple, dedicado y constante.

 

Probablemente uno de los aspectos más importantes de esta tarea –dentro de la Conservación-, sea que debemos evitar la tendencia al individualismo (tan acendrado en nuestra idiosincrasia), dado que los mayores y mejores frutos se han obtenido a través de los grupos de trabajo –multidisciplinarios en preferencia- que han permitido desarrollar un potencial más eficaz y de mayor calidad en la obtención de resultados.

 

Si prolongamos la mirada hacia nuestros colegas latinoamericanos, también podríamos aprender de su evolución, especialmente de los chilenos y brasileños, que lograron reunir a los trabajadores de nuestra área en un gremio, lo que implica el reconocimiento oficial de nuestra ocupación.

 

Esto último no sería una simple formalidad sino probablemente “el siguiente paso”, dado que ya contamos con profesionales diplomados en Conservación, pero no con un colegiado que nos aúne; lo que sería necesario para regular la actividad, con el marco legal que le corresponde; y la obtención del respaldo que esto implica para nuestro medio profesional.

 

 

Queda esto en nuestras manos

 

 

Hacé click aquí para leer la ponencia de Silvio Goren en el Encuentro. 

 

 

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